Un demonio llamado Quietud
De
todos los demonios que se te presentan, hay uno que se encuentra disfrazado de
calma, de tranquilidad, de silencio.
Te lo
encuentras cuando menos te esperas, y realmente no sabes ni si es pronto o tarde
cuando te das cuenta de su presencia, cuando te recibe como Ollivander a Harry el
día en que fue a buscar su primera varita con un “Ya estaba esperando que
viniera a visitarme, señor X”.
Este
demonio se llama Quietud, y tiene la extraña habilidad de anclarte en tu zona
de confort; de hacer que te contentes con lo que tienes, y ya está. Te encierra
en ese círculo que no tiene puertas en el que crees estar seguro y calentito, y
es que fuera hace frío.
Pero
recuerda que es bajo las ventiscas cuando más crecemos, que sin inviernos no
hay primaveras, que sin lluvias no crecen los árboles. Y que si durante todos
los años de tu vida te has fiado de lo que te dice el instinto, no empieces a
cambiar y a recorrer senderos que no son tuyos.
Sigue tus
metas, persigue tus sueños y no dejes que nadie te aparte de ese camino.