La primera fue en Helm
Cuando la
Compañía había comenzado su andadura tras abandonar Rivendel y separarse por
decisión del portador del anillo, la primera de las grandes contiendas del legendarium
de Tolkien fue la del abismo de Helm.
Durante
la batalla, prácticamente las fuerzas lideradas por Théoden estaban a punto de ser
aniquiladas mientras las hordas de orcos inundaban el patio. ¿Qué hacer cuando
lo tienes todo perdido, incluso la esperanza? Creer en la salida del sol, en que,
si todo está perdido, no hay absolutamente nada que perder.
Se
venció la batalla con los refuerzos inesperados de Gandalf y Erkenbrand, al
mando del ejército del Folde Oeste.
Al igual
que ellos, hace cuatro años, salimos a la carga por el estrecho puente de
piedra que comunicaba el portón con la pradera creyendo en una muerte segura,
pero en la muerte colmada de honor por haber luchado hasta el último suspiro. Y del honor, la victoria. Sobrevivimos, y de qué forma.
Creímos en
lo imposible porque lo imposible sólo tarda un poco más; creímos en el
compañero de al lado, en la hermandad que no da la sangre ni los apellidos, y
lo seguimos haciendo. Juntos somos fuertes, juntos somos imparables. Porque el
talento gana partidas, pero el equipo es quien gana los campeonatos. Gran frase
de un gran Michael Jordan.
Y la
semana que viene, os contaré cómo se logró resistir sin rendir el pendón de Minas
Tirith.