Take a chance
Tienes que
vivir con tus errores y con tus aciertos, con lo que te enseña el día a día y
sin perder la sonrisa. Tienes que arriesgarte a fallar, arriesgarte a no ser
correspondido, arriesgarte a robar besos a la noche cuando menos se lo esperen
y tienes que arriesgarte a seguir adelante.
Tienes que
arriesgarte a firmar ese informe que va en contra de lo que piensan los jefes
pero que es lo que mantienes como profesional, tienes que arriesgarte a llegar
a esos límites que nadie quiere explorar por el “qué dirán”. Tienes que vivir,
y si la hostia que te vas a meter es enorme, por lo menos que del golpe salten
unos hermosos fuegos artificiales, que se ilumine todo a tu alrededor y que
puedas decir que te has atrevido a vivir cuando otros no lo han hecho.
Que te
has arriesgado a ser feliz en estos tiempos tan oscuros en los que vivimos y
no hay mayor acto de valentía que este: Ser tú.
Porque
la vida siempre es una continua improvisación que se mide en esos momentos en los que no nos arrepentimos de nada; en las decisiones que tomamos con el
corazón y que nos hacen estar bien con nosotros mismos.
Nunca he
tenido miedo a lo desconocido y, en esta ocasión, no haré una excepción. Nunca,
tampoco, he estado más seguro de algo. A por todas.