Cactus y nenúfares
He aprendido que soy más importante que nadie, y que sólo cuando estoy bien, puedo ayudar a los demás. No es egoísmo y orgullo, es paz interior. He aprendido a valorarme. Por primera vez en tanto tiempo que creo, sinceramente, que es la primera vez en mi vida que lo hago. Tanto, que miro hacia atrás y aún no soy consciente de lo que he logrado para los años que tengo. He aprendido a ser paciente, y que si quieres algo que valga la pena lo tienes que pelear día a día y grano a grano. Que no hay medias tintas y que, además, he vuelto a disfrutar de la lluvia y de los días nubosos en medio del mar. He aprendido a florecer donde no había agua; he aprendido y sigo aprendiendo a aprender. He aprendido a disfrutar de lo que tengo en este momento, del hoy, y no de lo que tendré mañana. Como los nenúfares que salen a la superficie para bañarse con los rayos del sol, como los cactus que florecen en el corazón del desierto. He dado con la tecla correcta del significado de sentirse vivo.