Caos
Llega un
momento en el que te acostumbras a la presión sobre los hombros, a la columna
de agua sobre el cuerpo, a la tensión que cruza desde la base del cuello hasta
los hombros y el hueso sacro.
Llega un
momento en el que sólo sigues adelante por inercia, porque debes hacerlo.
Porque sabes que, como en las películas de zombis, el que se queda quieto,
muere. Que las adversidades siempre existen, y que en la vida siempre habrá más
momentos duros que felices, o por lo menos, los primeros tienden a durar algo
más que estos últimos.
Ningún logro, por pequeño
que sea, es limpio y ordenado. Que la adversidad se afronta con la cabeza bien
alta y el corazón bien fuerte. Que los árboles torcidos siguen con su vida,
mientras que los rectos terminan hechos tablones.
Que
antes de lograr nuestros sueños todo es Caos, porque ninguna victoria se
consigue sin antes librar batalla.