La generación de Walt


Decía Saramago en su Ensayo sobre la ceguera que: “Dentro de nosotros existe algo que no tiene nombre y eso es lo que realmente somos”.

Formo parte de la generación que creció con el germen de Disney y que aprendió que nunca había que mirar hacia atrás porque eso nos distrae del ahora, que no dejamos que nadie defina nuestros límites, porque el único límite es nuestra alma. Que el pasado puede doler, pero que podemos huir de él, o aprender.

Que debemos confiar en nuestro corazón y dejar que el destino sea quien decida. Que hasta los milagros necesitan de tiempo y que manteniendo vivos los sueños, es como sobreviven los fuertes. Porque a los héroes no se les mide por la magnitud de su fuerza, si no por la fuerza de su corazón. Porque las flores que crecen en medio de la adversidad, son las más raras y bellas que existen. 

Es pasión e intensidad, abnegación y rebeldía, las hostias que almacenamos por no renunciar a lo que somos, porque esa es nuestra esencia: Las decepciones y los golpes. Las cicatrices que se esconden debajo de la piel y que nadie puede ver escondidas detrás de una sonrisa. El carácter de acero que se forjó con sangre, agua y fuego.




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