Dominio
Hay
miradas que desatan huracanes de fuego contenido. Sonrisas que queman debajo de
la piel. Deseos que no dejan de repetirse justo en el momento en el
que nos quedamos dormidos cada noche. Día tras día.
Sabes
que esa es la meta, pero antes de llegar a ella, hay demasiados demonios y
muertos a los que enfrentarse. Y no sólo por tu parte. De hecho, es un camino a
ciegas que emprendes porque quieres y, porque si la intuición no ha fallado en
los momentos importantes, algo me dice que no lo hará en este.
Todo lo
que vale la pena requiere de una buena lucha, y no hay batalla más épica que la
que empieza en el interior de uno mismo; esa lucha en la que tendrás que
decidir si quieres avanzar o mantenerte en el mismo lugar. Y como ocurre con
las películas de zombis: quien permanece quieto, acaba por palmarla.
Que los
diamantes hay que pulirlos para que brillen, hay que cortarlos y desbastarlos,
vapulearlos y trabajarlos. Que es necesario coger aire y seguir, aunque sea a
ciegas, pero siempre guiado por él corazón.
Que la
calma y la paciencia son el dominio, y mientras se tenga un 1% de posibilidad, arriesgaré con un 99% de fe.