Ironman
No es
sólo porque interpreta al que siempre ha sido mi superhéroe favorito, si no por
la carisma que tiene, por su personalidad, y por lo que ha demostrado ser como
persona; desde el más profundo de los arroyos, hasta lo más alto que puede
llegar un actor en su carrera.
Robert
Downey Jr. es el vivo ejemplo de que nadie es esclavo de su pasado. De que
podemos acabar revolcados en el lodo una temporada, larga o corta, pero si
encontramos el momento de hacer firme con el pie en el suelo y apoyarnos sobre
nuestra rodilla, y nos ponemos de pie, no volvemos a caer en el mismo charco.
Porque
lo primero que piensas en cuanto te pones en pie, es en que no te va a tener
cualquiera, porque tampoco te gusta lo que cualquiera pueda tener.
Cada vez
quedan menos muertos por enterrar y, cada vez, estamos más cerca de ese momento
tan esperado; el de no tener cabos que te obliguen a mirar atrás. De poder empezar
una nueva aventura con la cabeza bien puesta sobre los hombros, un corazón
fuerte y recuperado en el lado izquierdo del pecho, y las ganas que nunca
debieron de faltar a su lado.