Piedra y agua
Sabes que el ciclo ha
terminado una vez lo terminas, y no antes. Es como un ligero mareo cuando te
despiertas por la mañana, que no se desvanece después de hacer la rotación del
cuello para estirarte. Porque un día te levantas y estás completo. Por fin, y
después de tanto tiempo. De años de luchas y de batallas internas.
Lo notas en la contundencia de las palabras que apoyan a
los actos, en la claridad de la mente tanto en lo que tienes, como en lo
quieres y, lo más importante, en la forma en la que quieres vas a
conseguirlo; y es que, a pesar de todo, eso no ha cambiado: Las carreras de
fondo, el no rendirse, el seguir al corazón. Todo esto, siempre ha valido la
pena.
Hemos llegado hasta este
punto porque en la balanza entre el corazón y la cabeza, aún en constante
equilibrio, siempre ha ganado la pasión a la razón. Y que, para luchar bajo el orballo, siempre se entrenó en medio de la tormenta y el barro.
Renace una y otra vez,
las veces que sea necesario, y cada vez más fuerte que la anterior. Que los
tiempos difíciles sólo pueden hacerte más fuerte. Y sé esa persona que no
alberga dudas, porque quién no duda en medio de la mierda de sociedad que hay
hoy en día, es oro.
Sé piedra y agua, y mira
al futuro. Traiga lo que traiga.