Tiempo presente
Dejamos de ser dueños de nuestra vida en el momento en el que comenzamos a contar el tiempo; el momento en el que nos olvidamos de vivir el presente por el miedo iracundo a cualquier cosa externa a ese momento, al aquí y al ahora, a lo que nos pide nuestro interior.
Desde que el ser humano tuvo la necesidad de cuantificarlo todo en horas, meses o años, la intensidad de la vida se apagó de golpe. Nos olvidamos de la importancia del momento, del sentir, de la pasión y de la fuerza que hay detrás de una puesta de sol, de un beso o una caricia. Nos perdemos en el día a día diciendo que el futuro es nuestro, cuando lo realmente nuestro es el presente, el fluir en el hoy.
El futuro no existe, sólo existe el tiempo que se nos ha dado. Lo que hagamos con ese tiempo, es sólo nuestra decisión. Y como me dijo un buen amigo entre cañas de inicio de fin de semana: Que el fluir con la vida, es un estado de paz mental.