Chidori
En ocasiones tienes que morir para aprender a valorar la vida. Y no, no hablo necesariamente de dejar de respirar. Cuando mueres, aprendes a identificar lo que te falta; pides ser más fuerte y, para ello, aparecerán en tu vida desafíos que ni te imaginas, de igual forma que cuando pides más disciplina, no dejarán de aparecer distracciones delante de ti. Pides ser paciente, mantener la calma y la paz. Pero para aprender a ser paciente, solo puedes enfrentarte a los retrasos y esperar. Que la paz no es la ausencia de caos, si no el estar rodeado de fuego y mantener la templanza en el corazón. Porque si no fueras suficiente, tu intuición no te guiaría hacia el siguiente paso y, si no pudieras lograrlo, jamás soñarías tan grande. Porque si no creyeras en ello, no estarías buscando la forma de hacerlo realidad. Y vivir así, es ser luz. Y a quien quiera apagar tu luz, electrocútalo. Pero no se te ocurra dejar de brillar.