Cuerda floja

No, el miedo no va a detener a la muerte, pero sí que detiene tu vida. El miedo acelera el tiempo y te hace pensar que ya no lo tienes, pero si algo de verdad te llena, lo creas de donde no lo hay. Que cuando no tienes conocimiento, lo adquieres a como dé lugar. Que cuando no tienes recursos, puedes ser capaz de transmutar el plomo en oro.

Si algo aprendes, es a dejar de justificarte; a dejar de reír si no te ha hecho gracia, a ocupar tu lugar aunque tengas que hacer ruido. Normalizas el arriesgarlo todo por un sueño que nadie más que tú puede ver porque, en caso de duda, la decisión que uno toma siempre tiene que ser la decisión más valiente.

Dejas de esconderte detrás de las excusas para ir a por lo que mereces.

Aprendes a practicar el coraje silencioso que no grita, ni ruge, sólo lo intenta un día tras otro sin cesar. Te vuelves fácil de reconocer, pero imposible de etiquetar; estás fuera de las cajas en las que se divide a la sociedad porque, ahí fuera, es donde ocurre la magia. Orden dentro del caos y el caos que da lugar al orden.

Que no hay miedo a estar en la cuerda floja y es que ahora, lo divertido, es que has aprendido a correr sobre ella. Ojalá algún día tengas el valor de atravesarla corriendo conmigo.



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